¡No nos avergoncemos de reconocernos humanos y limitados! ¡No nos asustemos de nuestra constitución humana y psicológica! Somos barro, caducidad, miserias… no nos acomplejemos ni nos demos asco de todo aquello que podemos sentir, padecer, acometer… pues así nos ha creado Dios. Y aunque siempre haya pecado la puerta de la divina gracia y de la misericordia esconden un vendaval de bendiciones y de reconciliación para cada unos de los seres humanos. Aunque es verdad, que cuando vemos la historia de pecado de los seres humanos desde la creación hasta los días de hoy, pasando por la persona de Jesucristo, descubrimos la torpeza y la gran dificultad de aprendizaje de la santidad de cada hombre y mujer. Pues todos los pecados se repiten y todos coinciden en el olvido o rechazo de Dios, en el suplantar al Ser Absoluto por el yoísmo de nuestras vidas.
El Camino de la Reconciliación es un camino que nos llevará a la reparación del daño cometido y de la pena vivida. ¡Reconcíliate con Dios, con los seres humanos y contigo mismo! Reconciliare se llamaba la Exposición de las Edades del Hombre en Cuéllar (Segovia) en el año 2017. Me pareció un tema muy atractivo para ayudar a que mi feligresía se acercara al Señor del Perdón. Y a través de esta temática la Parroquia organizó su 7ª Peregrinación de Verano, que siguiendo la tónica de los cursos pasados, tendríamos un fin de semana de convivencia donde nos nutriríamos de lo cultural, de lo humano, de lo gastronómico, del sentido de fiesta, de la religiosidad y todas las dimensiones que afectan a la persona.
Un fin de semana intenso, meditativo y festivo, la verdadera reconciliación siempre se celebra y se festeja. Una peregrinación que fuimos preparando con mucho mimo, con mucha ilusión y deseos que los peregrinos tuvieran ese triple encuentro: con ellos mismos, con los hermanos y con Dios. En cada una de las peregrinaciones que la Parroquia ofrece se ve la mano de Dios y el ambiente fraterno que se respira se distingue del resto de excursiones y viajes que podamos hacer en otro momento de nuestras vidas. Los primeros peregrinos fueron recogidos en Algarrobo, los siguientes en Caleta de Vélez, los siguientes en Torre del Mar y por último tres puntos de recogida en la ciudad de Vélez-Málaga, en total éramos 49 peregrinos, contando al conductor y al guía o padre espiritual que soy yo. ¡Qué alegría nos da el podernos ver, el saludarnos y el saber que vamos a convivir juntos un fin de semana! Pues nos consideramos hermanos, el roce hace el cariño y los momentos de convivencia y sobre todo, las Eucaristías y los momentos de oración en el hotel donde nos hospedamos nos unen, se entrecruzan lazos fuertes en la fe, que nos hacen presumir de que somos una gran familia. Ya en el autobús una vez emprendido el viaje, iniciamos la oración de la mañana, donde nos ponemos a disposición del Señor y le pedimos apertura de todos nuestros sentidos para aprovechar el momento que Él nos regala. Una parada para tomar café y entrar al baño. Alguna parada más y llegamos a nuestro destino: Segovia. Nos acogen con mucha profesionalidad y amabilidad en el hotel, nos acomodamos y salimos a almorzar. A las cinco de la tarde nos esperaba la guía, con su gorrito azul, para acompañarnos por la bella Ciudad de Segovia y explicarnos algo de su rica historia. Paseo por el casco antiguo de la Ciudad, Acueducto, alrededores de la Catedral y visita guiada al Alcázar, un edificio emblemático de Segovia con un gran valor en patrimonio y en historia. Volvemos al hotel, cena y momento de recogimiento en la Oración de la Noche. Siempre es un momento especial: el silencio, la oración sálmica y el canto de las Buenas Noches: …que me ayudes a ser un poquito mejor. Después del madrugón que tuvimos al viajar, toca descansar y reponer fuerzas para el día siguiente.
Amanece un nuevo día, el día de la Reconciliación. Un buen desayuno y una Misa entrañable; todos en una parte de la Misa, pensamos y recordamos la primera vez que nos Confesamos… ¿y cómo fue? Pudimos escuchar testimonios preciosos en una puesta en común, donde la mayoría coincidían que su primera Confesión fue cercana a su Primera Comunión. ¿Qué entendíamos por pecado? Y actualmente ¿qué hemos sentido cuando nos hemos acercado al Sacramento del Perdón? ¿Miedo, liberación, carga, fiesta, amor…? La Misa siempre en el hotel es un momento de recogimiento, de veneración y de mucha piedad, que todos los peregrinos recuerdan con mucho agrado, pues alrededor de una Mesa nos sentimos familia, comunidad y eso no es tan fácil de experimentarlo todos los días, aunque estamos llamados a ello. Los peregrinos con espontaneidad hacen sus peticiones de perdón, sus súplicas y necesidades, su ofrecimiento al Señor y su acción de gracias a Dios.
Y nos trasladamos a Cuéllar y antes de entrar a ver la Exposición de las Edades del Hombre que la Junta de Castilla León organiza con una serie de piezas de arte impresionantes que pueden ser contempladas por todos los peregrinos y explicadas con profundidad por el equipo de guías tan instruidos y cercanos a los peregrinos, vimos el pueblo de Cuéllar desde el trenecito, la cochinita, visitando desde su castillo hasta sus plazas y barrios. Y entramos en la Exposición; una auténtica catequesis dividida en distintas fases que nos hicieron adentrarnos en el significado de la Reconciliación. Una introducción muy didáctica y reflexiva con una proyección y un desenlace con unas obras de arte que nos impresionaron, como por ejemplo el Cristo del Perdón con sus rodillas apoyadas sobre la bola del mundo y sus ojos misericordiosos repartiendo la compasión y la misericordia a la Humanidad.
Vuelta al hotel. Cena y Oración de la Noche, en la que pudimos dar gracias al Señor por todo lo experimentado en el intenso y fructuoso día. Y como el perdón acaba en fiesta, tuvimos una alegre velada llena de buen humor con representaciones y mucha, mucha risa.
En el Domingo el protagonismo lo adquiría la Eucaristía celebrada en la Catedral, experiencia de Iglesia Universal; Iglesia en salida y en marcha. Los canónigos nos acogieron con mucho cariño y en la Eucaristía pidieron por los peregrinos de Vélez-Málaga. En la sacristía me felicitaron personalmente por el grupo de peregrinos; dicen que se notaba una comunidad madura, corresponsable y comprometida. Algunos de los nuestros participaron leyendo las lecturas, la monición de entrada, las peticiones y el salmo fue cantado por nuestro salmista; su voz ayudó a rezar a todos los que nos encontrábamos en la Misa. Este piropo con el que nos deleitaron me ayudó a darle gracias al Señor por la Comunidad parroquial de Santa María de la Encarnación y San Juan Bautista de Vélez-Málaga a la que sirvo desde hace diez años. Aunque suene repetitivo mis palabras escritas, cada peregrinación aun teniendo una estructura y una organización similar es siempre única y especial.
Volvíamos a la vida diaria. ¡Reconciliados y en paz con deseos de tener una nueva peregrinación!
Imagen: http://unbelievable-world-truths.blogspot.com.es
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