La Copa del Rey ha despertado la ilusión de los equipos de inferiores categorías desde que se cambió el formato, aunque bien es cierto que por ejemplo en la presente edición ya sólo quedan vivos equipos de primera división.
En la Axarquía pudimos vivir esta temporada el duelo copero entre el Vélez Club de Fútbol y la Unión Deportiva Las Palmas, que finalmente acabó con los canarios llevándose la eliminatoria a pesar de que el conjunto veleño consiguió ponerse por delante en el marcador hasta en dos ocasiones. No sólo Vélez-Málaga se ilusionó con su equipo, sino que otros modestos como el Atlético Mancha Real o el Atlético Baleares fueron superando rondas hasta que los grandes de nuestro país los eliminaron, pero nadie les quitará el haber vivido el sueño copero que seguramente a doble partido se hubiera terminado algunas semanas antes.
Aunque la competición ha ganado mucho de la actual manera, también podría ser incluso más justa si los sorteos fueran puros, y no obligara a los modestos a enfrentarse pronto a los favoritos, ya que aunque jueguen como local, y llenen el campo ese día y consigan una gran taquilla, les dificultas avanzar en el torneo al tener que superar tan temprano a un Goliat. Si fueran sorteos puros, manteniendo lo de jugar en campo del equipo de menor categoría, pues quizás los equipos con menos presupuesto conseguirán llegar a rondas finales esquivando a los principales clubes españoles hasta cuartos o semifinales por ejemplo.
A lo largo de la historia son varios modestos los que han dado sorpresones en la Copa del Rey, entre ellos el famoso Alcorconazo en el que Santo Domingo vivió un histórico 4-0 al Real Madrid o aquel Mirandés que alcanzó las semifinales haciendo que todo un país estuviera a sus pies por el mérito de aquella gesta. Si hubo una Copa que se recuerda con ilusión para los modestos fue la de la temporada 2002/03, que finalizó con el Real Club Deportivo Mallorca y el Recreativo de Huelva disputando la final, siendo los baleares quienes levantaron el título.
Lo bonito del fútbol son las sorpresas y aunque este año los grandes han ido eliminando en líneas generales a los más pequeños, está claro que éstos no se van a rendir, y la próxima temporada volverán a dar guerra y pondrán en apuros a más de un candidato al título, pues al final la ilusión es lo que mueve al mundo, y no hay nada más bonito para una ciudad y una afición que soñar con un título tan deseado como la Copa del Rey.
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