La igualdad de oportunidades no existe. Es verdad que las oportunidades están ahí, que todos podemos verlas e incluso ir trazando el camino oportuno para llegar hasta ellas. Sin embargo, no todos partimos desde la misma base. El dinero y el poder compran favores, si no los tienes, más vale que al menos sí que seas una persona con mucha suerte.
Como la presidenta de la comunidad de Madrid no cree en el esfuerzo de los estudiantes, yo tampoco creo en la igualdad de oportunidades que tanto defiende ella. Firmas falsificadas, un trabajo que no aparece, notas que son modificadas de manera irregular y otras mentiras que, poco a poco, están complicando su carrera profesional, pero abriendo los ojos a miles de universitarios que nos sacrificamos cada día por una nota, una beca o incluso un mal sueldo que nos permita seguir estudiando.
Aunque todavía no se haya demostrado su culpabilidad, tampoco ella ha sabido demostrar su inocencia —o al menos no de una manera convincente―, así que, dejando atrás partidismos y simpatías, un organismo financiado con dinero público podría haber falsificado un título universitario.
Mientras tanto, que el periodismo y la justicia sigan castigando los abusos de poder con independencia porque esa es la clave de una sociedad democrática basada en valores como la libertad y, presuntamente, la igualdad.
El día que exista esa igualdad real entre personas independientemente de su sexo, su ocupación o su origen; ese día, habrá igualdad de oportunidades.
“P.D: Escribo este artículo a día 6 de abril, cualquier cambio en el caso a partir de esa fecha no se verá, por tanto, reflejado en el mismo”.
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