En muchas ocasiones, tras varios entrenamientos los usuarios comienzan a frustrarse porque no ven los resultados que les gustaría.
Son muchos los que piensan que los cambios físicos y mejora de salud van asociados de manera inminente en el momento que se realiza la inscripción al gimnasio. No se es consciente del esfuerzo y constancia que suponer cambiar nuestra composición corporal, por lo que más pronto que tarde, comienzan a surgir las excusas para faltar a nuestra cita con el entrenamiento, acarreando una posterior claudicación del estilo de vida que con tanta ilusión nos llevó a decidirnos a comenzar en el mundo del deporte y la actividad física.
Lo primero que se nos viene a la cabeza es que el problema es la rutina de entrenamiento que estamos haciendo y decidimos cambiarla constante utilizando este factor como chivo expiatorio de nuestra frustración.
Pero… ¿Y si el problema no estuviera en la rutina sino en otros factores? La mayoría de las veces hay que mirar los pequeños detalles, porque estos son los que marcan la diferencia y harán que nos mantengamos motivados en la senda para conseguir el cuerpo que tanto deseamos.
Antes de tirar la toalla, prueba a llevar a la práctica los siguientes consejos:
- Márcate objetivos realistas.
Si nunca has entrenado musculación, no te exijas tener el cuerpo de Arnold Schwarzenegger, ponte pequeños objetivos que sean fácil de cumplir. De esta manera te sentirás orgullos de ir completando lo programado.
- Invierte tiempo en realizar un buen calentamiento antes de tus entrenamientos.
Esta parte del entrenamiento debe ser esencial ya que además de poner a punto tu cuerpo para el posterior ejercicio, evitarás lesiones que te mantendrán alejado de los entrenamientos.
- Ponte un horario de entrenamiento.
Esto te ayudará a coger hábito. Hará que organices tu agenda teniendo en cuenta la hora de entrenamiento, evitando que vayas aplazando el momento de entrenar.
- Ajusta de manera adecuada los principios del entrenamiento.
La mayoría de las ocasiones, se comete el error de escoger pautas de compañeros sin adaptarlas a nosotros mismos, llegando a provocar incluso lesiones. La opción correcta sería acudir a un profesional que nos planificase el entrenamiento, adaptando los principios del mismo (volumen, intensidad…) a nuestro perfil.
- Ten paciencia.
Recuerda la frase de Aristóteles “Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente”. No tengas prisa, disfruta del camino.
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