¿Alguna vez has pensado en el equipo detrás de la llegada a la Luna?. Probablemente todos los rostros que te imaginas sean masculinos. Lo cierto es que en este hito participaron muchas mujeres a lo largo de la historia, aunque su rostro ha permanecido en el anonimato durante todo este tiempo.
Por suerte ahora las cosas están cambiando y hoy venimos a conocer a una de ellas. Una persona sin la cual, el 20 de julio de 1969 Neil Amstrong no hubiera podido pisar la Luna. Se trata también de la mujer que acuñó el término “ingeniería de software”, una disciplina no formada en esa época y que tuvo que aprender de forma autodidacta. Margaret Hamilton, la primera ingeniera de software.
Estudios
Margaret Hamilton nació el 17 de agosto de 1937 en Paoli, Indiana, Estados Unidos. Comenzó sus estudios de matemáticas en la Universidad de Míchigan y posteriormente se trasladó al Earlham College, donde se licenció en Matemáticas (con diplomatura en Filosofía) en 1958.
Su deseo era seguir estudiando, pero tuvo que dejar sus estudios temporalmente para trabajar como profesora de matemáticas y francés en un instituto para que su marido pudiera acabar su carrera en Harvard. Posteriormente, y siguiendo su sueño, se mudó a Boston para estudiar matemáticas abstractas en la Universidad Brandeis.
La vida de Hamilton empezó a cambiar en 1960, cuando entró a trabajar en el Departamento de Meteorología del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), bajo las órdenes del profesor Edward Norton Lorenz
Carrera Profesional
Gracias a sus conocimientos en matemáticas, a la colaboración con el profesor y el gran esfuerzo que realizó para aprender varios lenguajes de programación de manera autodidacta, fue una de las encargadas en diseñar el software que permitía predecir el tiempo utilizando los ordenadores LGP-30 y PDP-1.
Posteriormente se involucró en el proyecto SAGE, un proyecto de predicción del clima del Laboratorio Lincon del MIT desarrollado entre 1961 y 1963 que rápidamente pasó a ser un proyecto militar. En aquel proyecto, Margaret fue la encargada de desarrollar el software para el primer ordenador AN/FSQ-7 que buscaba aviones “no-amigos” en el espacio aéreo norteamericano.
El Programa Apolo XI de la NASA
El gran éxito de su carrera profesional permitió que Hamilton se pudiera unir al proyecto Apolo XI de la NASA. Con unos conocimientos en programación extraordinarios, Margaret pronto destacó. Fue la encargada de diseñar parte del software que hacía funcionar el Módulo de Mando y el Módulo Lunar, y probablemente, la persona que evitó el fracaso de la misión.
Minutos antes de que el módulo Lunar alunizara, hubo un fallo que hizo saltar todas las alarmas. Gracias a que el software estaba diseñado para priorizar funciones imprescindibles y descartar los que no lo eran mediante la detección precoz de errores, se evitó una sobrecarga en el sistema. Según sus propias palabras “Si el ordenador no se hubiera diseñado para recuperar errores, dudo que el Apolo hubiera aterrizado en la Luna”. Pero lo hizo.
Aprovechando los conocimientos adquiridos en la detección de errores, en 1976 cofundó la empresa Higher Order Software (HOS). Posteriormente, en 1986 creó Hamilton Technologies, también dirigido a la prevención de errores de software.
Legado
Margaret Hamilton fue una auténtica pionera, que ha aportado una enorme contribución a la creación de las bases de la programación o ingeniería de software, término que ella misma acuñó.
El esfuerzo de Margaret se ha visto recompensado en los innumerables premios que ha recibido a lo largo de su vida. Además del Exceptional Space Act Award de la NASA, vio reconocida su labor con la Medalla Presidencial de la Libertad en 2006, el mayor reconocimiento concedido a un civil en Estados Unidos.
El otro importante legado de Margaret Hamilton es su entusiasmo para animar a las niñas y jóvenes a estudiar carreras científico-técnicas. Estas palabras suyas, son, simplemente, inspiradoras:
“Uno no debería tener miedo a decir “no lo sé” o “no lo entiendo”, o incluso de hacer “preguntas tontas”. Ninguna pregunta es tonta. Aunque las cosas puedan parecer imposibles, aunque los expertos digan que algo es imposible, aunque haya que seguir el camino sola, no hay que tener miedo a estar equivocada, a admitir errores; aquellos que sepan fallar de forma estrepitosa son los que pueden conseguir cosas grandiosas”
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