A partir de los 50 años de edad, se produce un descenso importante de la actividad que se traduce en cambios en la composición corporal, como aumento de la grasa y disminución de la masa muscular. Esta situación se asocia a un mayor riesgo de padecer enfermedades metabólicas, cardiovasculares, osteoarticulares e incluso cáncer.
En la mujer, todos estos factores de riesgo se ven incrementados debido al cambio hormonal que suelen sufrir. A esta edad, los ovarios de la mujer dejan de producir las hormonas estrógeno y progesterona, conociéndose este periodo como menopausia.
El entrenamiento de fuerza, entre muchos de sus ya conocidos beneficios, puede ayudar a este colectivo de mujeres a prevenir y tratar este tipo de patologías.
Un estudio en el 2016 observó, que las mujeres que realizaron un entrenamiento de fuerza durante 8 semanas eran capaces de presentar mejoras significativas con respecto a mujeres de la misma edad con un estilo de vida sedentario.
El mantenerse activa se asoció a un menor porcentaje de grasa, acompañado este de un mayor incremento de la masa muscular, por lo que mejoró las funciones vitales, traduciéndose todo esto en una mejor calidad de vida.
Por lo tanto, si eres mujer y le tienes miedo al entrenamiento con pesas, estos motivos deberían ser suficientes para hacerte cambiar de opinión y dejar de considerar el entrenamiento como enemigo, para tenerlo en cuenta como aliado en tu lucha para disfrutar de una vida mucho más saludable.
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