En los últimos días de este quinto mes del año disfrutaremos tanto de la final de la Europa League el miércoles veintiséis, como de la final de la Champions League el sábado veintinueve, pero si mencionamos el top tres de mejores finales europeas de todos los tiempos ahí entra sin duda la del año 2001, cuando el Liverpool ganó la Copa de la UEFA al Alavés tras un impresionante 5-4.
El dieciséis de mayo de 2001, el modesto Alavés disputó en Dortmund su primera final europea tras deshacerse por el camino de equipos como el Rosenborg o el Inter de Milán. Su rival era el histórico Liverpool, que llegaba tras eliminar en semifinales al FC Barcelona.
El encuentro comenzó con un tempranero gol del conjunto inglés. Babbel cabeceaba al fondo de la red una falta botada desde la derecha por McAllister. Apenas diez minutos más tarde, los reds conseguirían el 2 a 0 gracias a un tanto de Gerard, que batía por bajo a Herrera a pesar de que el guardameta alavesista había conseguido tocar la pelota.
Al borde de la media hora, Iván Alonso daría esperanzas a la afición babazorra tras hacer bueno con su cabeza un centro de Contra. La fortuna no estaba en el primer tiempo del lado del Alavés, y a cinco minutos para el descanso, McAllister convertía un penalti cometido por Herrera, el cual adivinó el lado pero no pudo atajarlo. Con 3-1 en el luminoso se llegó al entretiempo.
La segunda parte no pudo comenzar de mejor forma para los intereses alavesistas. En el cuarenta y ocho, Javi Moreno lograba de cabeza recortar distancias, y solo tres minutos más tarde, el propio jugador valenciano haría el empate en una falta directa rasa en la que sorprendió a los reds.
El Liverpool conseguiría volver a ponerse por delante en el electrónico tras una gran individualidad de Fowler, que recibió la pelota en el borde del área, se deshizo de varios defensas y anotó el 4-3. La fe hizo que el Alavés lograra el empate en el último minuto tras anotar Jordi Cruyff con la testa tras el lanzamiento de un saque de esquina.
En el minuto ciento dieciséis, después de quedarse el Alavés con dos hombres menos sobre el terreno de juego, Geli no tendría fortuna y anotaría el tanto de la derrota en propia puerta al no conseguir despejar con la cabeza un lanzamiento de falta, finalizando ahí la final ya que en esa época se aplicaba la regla del gol de oro.
Más mala suerte no pudo tener el Alavés en aquel partido, pero demostró a Europa que si jugaron aquella final fue por méritos propios. El fútbol español se llevaría otra desilusión en aquel 2001, pues el Valencia también caería derrotado una semana más tarde en la final de la Champions League ante el Bayern de Múnich.
Imagen: https://footballcitizens.com/
Deja una respuesta