La ciática es una afección del nervio ciático, el más largo del cuerpo humano. Comienza en la parte lumbar de la columna vertebral, atraviesa la nalga, el muslo, la pierna y termina en el pie. El comienzo de una ciática suele ser violento, marcado por un dolor intenso en una parte del mismo.
En general, la persona que sufre de neuralgia en el nervio ciático, se siente insegura ante su porvenir o vive un miedo inconsciente a carecer de dinero y de bienes materiales. Dije inconsciente porque la persona no se cree apegada a los bienes materiales, se sentiría culpable, porque aprendió que no está bien o no es espiritual amar los bienes terrestres, se cree muy espiritual y desapegado/a de los bienes materiales (una especie de hipocresía). Esta culpabilidad le impide avanzar, le impide enfrentarse a la vida y arriesgarse más, con lo que ésta se vuelve demasiado monótona. Un dolor en el nervio ciático indica también rencor, agresividad reprimida y un rechazo a someterse a una idea o a una persona, siempre en el terreno material.
Tu cuerpo te está mandando un mensaje importante, porque el dolor que sientes con esta ciática es una indicación del mal que te haces con tu forma de pensar. La intensidad de tu dolor indica el grado de castigo que crees merecer.
El dolor sentido te paraliza. Puede que el dolor se manifieste más en una pierna que en otra.
Para un diestro:
- Pierna derecha: “Tengo miedo a carecer de dinero, a no poder hacer frente a mis necesidades financieras”. Deseo contrariado con mis necesidades.
- Pierna izquierda: “No puedo darlo todo a las personas que amo”. Deseo contrariado con las necesidades de las personas a las que quiero.
- Posterior: “No quiero irme”.
- Interior: Tonalidad de tipo sexual.
- Externo: “Debo ir pero tengo rencor”.
- Anterior: Estómago, para tener algo que comer o “no puedo ir i marcar o conquistar el territorio”.
La persona siente que su cuerpo se pone rígido: se siente pillado/a, se siente rencoroso/a contra la vida. Llega a desarrollar un sentimiento de inferioridad, y rehúsa a “doblarse” ante alguna persona o situación. Progresivamente, la agresividad se instala y la comunicación con los demás se resiente.
Este dolor resulta frecuentemente de su obstinación a querer agarrarse a viejas ideas en vez de abrirse al cambio y a la novedad. Esta situación es frecuente en la mujer embarazada que vive una confusión interior y un dolor referente a la dirección que tomará ahora en su vida: dudas, temores e inquietudes pueden aflorar.
¿Qué hacer?
Toma consciencia de tu confusión interior y de tu dolor (tanto interior como exterior) frente a la o las direcciones de mi vida, aquí y ahora. No debo juzgarme, sino aceptarme tal como soy. Acepto que la fuente de mi verdadera seguridad está en mí y no en los bienes que poseo.
También es importante que dejes de creer que es malo desear los bienes terrenales: ello es algo totalmente humano. El día que tengas la confianza suficiente en tu capacidad de crear lo que necesites, no tendrás miedo de perder tus bienes y podrás permitirte continuar queriéndolos, pero sin estar apegado a ellos. En lo que concierne al rencor, te sugiero que practiques el perdón, sobre todo a ti mismo/a, eso te dará más flexibilidad y suavidad con respecto a las ideas de los demás y a sus formas de ser. Te liberarás de la impresión de que tienes que someterte a los demás.
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