El mes de febrero venía marcado en rojo para todos los aficionados al fútbol debido a que comenzaban las eliminatorias de la UEFA Champions League. Aunque en la sociedad el martes 14 de febrero es destacado por la celebración de San Valentín, el mundo del fútbol se preparaba para la vuelta de la máxima competición continental.
La ronda de octavos de final la estrenaba un equipo español, el FC Barcelona, que viajaba a París, la ciudad del amor, para medirse en el Parque de los Príncipes al París Saint Germain, equipo entrenado por el español Unai Emery.
Ese mismo día, la UEFA había pronosticado que los de Luis Enrique iban a ganar la competición, pero tras el partido, todo cambió. Los parisinos le dieron un baño a los culés. En la primera parte, Di María, de falta directa, y Draxler pusieron en ventaja a los locales. En el segundo tiempo, otra vez Di María, y Cavani pusieron el 4-0 en el marcador.
Lo peor para los blaugranas, ese día vistiendo de azul claro, fue la imagen. Sólo tiraron una vez a puerta (André Gomes en el primer tiempo) y lo siguiente más peligroso fue un cabezazo al palo de Umtiti en la recta final del choque. El más señalado fue su entrenador, algo que pasa casi siempre que pierde un equipo.
El próximo 8 de marzo, el FC Barcelona tiene por delante un reto mayúsculo, que es nada más y nada menos, que remontar por primera vez en la historia de la competición un resultado tan abultado. Además, no podrán fiar toda su artillería al ataque, ya que un sólo gol de los franceses obligaría al Barça a tener que meter seis.
Mucho se habla de que si hay un equipo en el panorama futbolero capaz de conseguir tal hazaña es el FC Barcelona, pero según mi opinión, no creo que lo consigan. No por que sea madridista, obviando que personalmente me alegraría de la eliminación, sino porque veo que este Barça no es aquel temible gigante que asustaba a todos sus rivales, sino que veo que cómo no cambien las cosas, y quizás me vea retratado en poco tiempo, este equipo se está pareciendo cada vez más al dirigido por el ‘Tata’ Martino, que todos recordamos cómo terminó.
Deja una respuesta