La temperatura del agua es de 16º y el oleaje suave. Lo que para unos es algo parecido al fin del mundo, para otros es la entrada al paraíso. Puede que sea verdad eso de que al final todo es cuestión de perspectiva. 99 millas marítimas para tocar tierra. O no. La línea del horizonte es lo único firme de todo el viaje. A la hora de la verdad, los que más se la juegan no son los más valientes, sino los que menos tienen que perder.
La respuesta de Europa ante una crisis humanitaria es una crisis de humanidad. Muchos países cierran sus puertos como quien ignora un problema esperando que desaparezca. Pero la inmigración no es un problema, la inmigración es un fenómeno antropológico. Un proceso intrínseco a las sociedades y que ha ido variando a lo largo del tiempo y de las etapas históricas. No verlo así es el problema. Porque es imposible dar con las claves correctas partiendo de interpretaciones incorrectas.
Los que hemos tenido la buena suerte de nacer en un lugar rico tenemos también una mala costumbre. En vez de buscar soluciones, buscamos culpables. Y así hacemos en el amor, en la amistad, en el trabajo o en la política. Así es como gastamos una fuerza que no nos sobra en encontrar un culpable que probablemente no existe para intentar evitar mirarnos en un espejo llamado “autocrítica”.
Por eso hablamos de avalanchas migratorias, de llegadas masivas y de oleadas de inmigrantes. Mantenemos nuestra mente tan ocupada en las supuestas consecuencias, que no profundizamos en las verdaderas causas. Intervenciones militares, venta de armas a dictaduras, explotación económica de las guerras, pactos interesados, desigualdad en el reparto de la riqueza, hambre y otras situaciones por las que cualquier persona también se jugaría la vida para salir de ahí.
Nos dicen que no hay trabajo para todos, que son delincuentes, que no se adaptan y hasta que algunos son terroristas para que pensemos de un modo que legitime el abuso que se comete hacia esos países. En definitiva, para que no pensemos. “El Gobierno reabre la puerta a vender bombas a Arabia Saudí para mantener un contrato millonario de Navantia”, titular del País, del 8 de septiembre del año pasado. De esto huyen las personas que vienen a nuestros países.
La manipulación está en los medios de comunicación, en las palabras, en lo que se cuenta mal, pero también en lo que no se cuenta. La manipulación viene de fuera, pero la actitud crítica, como todas las actitudes, viene de dentro. Vamos a buscar dentro, pero dentro de nosotros mismos. Fuera nada es nunca lo que parece.
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