El abuso de bebidas alcohólicas causa un conjunto de trastornos: físicos, el cuerpo y la mente cambian, las capacidades y el funcionamiento del cerebro disminuyen, los sistemas nervioso y muscular se vuelven excesivamente tensos. Esta enfermedad no solo afecta al adicto sino también la vida de todo aquel que se encuentra a su alrededor.
Similar a todas las demás formas de dependencia, el alcoholismo se manifiesta principalmente en el momento en que necesito colmar un vacío afectivo o interior profundo, un aspecto de mí mismo que “envenena” realmente mi existencia. Vivo cierta soledad, aislamiento, culpabilidad, angustia interior, incomprensión y alguna forma de abandono (familiar u otro) y tengo el sentimiento de ser una persona inútil, sin valor, inepta, inferior e incapaz de ser y actuar para mí y para los demás. Entonces, bebo para huir de mi realidad, de mis miedos, de la autoridad (sobre todo paterna) y de la gente a quien amo, porque justamente tengo miedo de revelarme tal como soy, a la luz del día; darme valor para seguir adelante, hablar, afrontar a la gente (fíjense en que cuando una persona está bebida está alegre, habla mucho, suele estar más abierto, más simpático, porque ya no fijan su atención a todo aquello a lo que temen). El alcohol da un sentimiento de potencia y fuerza; da poder en una relación afectiva porque mi estado seguramente molestará al otro.
El alcoholismo puede estar vinculado a una o varias situaciones que me crean una tensión. Cuando tomo un vaso de alcohol, esta tensión disminuye en un primer tiempo y grabo entonces la relación que parece ser: tensión – alcohol – bienestar. Lo cual quiere decir que cuando vivo una tensión, la información inscrita en mi cerebro es la de tomar una copa de alcohol para sentirme mejor. Luego, es posible que desarrolle un automatismo y que, cada vez que viva una tensión, la información inscrita en mi cerebro sea la de tomar una copa de alcohol para sentirme mejor.
El alcoholismo puede proceder también de mi estado que es hipoglucémico, sobre todo que las moléculas de alcohol pueden transformarse rápidamente en azúcar sanguíneo (temporalmente). Es lo que explica que si soy alcohólico pero que dejo de consumir, puedo encontrarme bebiendo una impresionante cantidad de café, fuente de estimulante por la cafeína, y de azúcar, pasteles o postres (fuente de azúcar). A veces me pondré a fumar considerablemente porque el cigarrillo me da la fuente de estimulante (aceleración del ritmo cardíaco que necesito para sentirme en forma). Es importante para mí descubrir lo que causa esta tristeza vinculada a la hipoglicemia en mi vida, ya que no he resuelto la causa.
Uno de los orígenes del alcoholismo es la dificultad que conocí, siendo niño, de tratar con una familia en donde uno de sus miembros (frecuentemente el padre o la madre) es alcohólico.
Puedo beber para olvidar mis preocupaciones, mi pasado y el porvenir pero sobre todo el presente. Huyo sin cesar y me creo un universo ilusorio y de fantasía, una forma de exaltación artificial para huir del mundo físico y así disociar una realidad frecuentemente difícil de un sueño continuamente insatisfecho. Puedo abandonar mis responsabilidades, estoy “liberado” durante un tiempo, e incluso me impide ver las situaciones que pueden ser peligrosas para mí.
Solo va empeorando esta situación a medida que manifiesto una dependencia del alcohol (o de las drogas) porque estoy cada vez más insatisfecho de mi existencia. Quiero separarme de la realidad yéndome a un mundo de ilusión, pero cuando “estoy sereno”, la realidad me aparece aún más difícil de vivir y entonces se produce la depresión. No tengo toda mi claridad mental, sobre todo cuando me vuelvo dependiente, del mismo tipo de dependencia afectiva que quizás me hubiese gustado tener y que tengo la sensación que mi padre o mi madre nunca me dieron.
¿Qué hacer? Ser amado incondicionalmente… Es tiempo de fijarme en mis bellas cualidades físicas y espirituales, incluso si el pasado fue doloroso para mí y que, en cierta manera, mi botella fue mi mejor amigo. A partir de ahora, acepto ordenar mi vida, empezar a amar mis cualidades y lo que soy. Estoy ahora en la vía del éxito.
Estaré en condiciones de respetarme más y hallar más fácilmente la solución a mis problemas, en vez de estar en un estado temporal o casi permanente de huida y desesperación.
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