Todo tiene su tiempo y sazón…; tiempo de callar y tiempo de hablar.
Eclesiastés 3, 1-8. Y vislumbro que va llegando el tiempo de hacer que mis letras inscritas en estas sesiones mensuales, que durante once años asumí con gran alegría, enmudezcan. Esta Revista ha sido para mí un púlpito donde abiertamente he podido reflexionar en alto después de rezar en lo escondido, donde el Padre Dios nos revela sus secretos. Vosotros, mis hermanos, feligreses y vecinos de esta querida Ciudad habéis seguido muy de cerca estos escritos, leyéndolos e incluso muchos a través de ellos habéis conocido algo más de mi persona y de mis pensamientos. A veces he sembrado dudas, otras esperanzas, otras alegrías, otras veces he querido subrayar y ensalzar actitudes de vecinos y asociaciones de nuestro entorno y sobre todo de la Parroquia. He intentando ser sincero y transparente en cada uno de estos ciento treinta pulmones que he podido redactar desde el cariño, entrega y respeto que os guardo a todos los habitantes de este Municipio.
Tengo que dar las gracias a todo el equipo y colaboradores de esta Revista TODO, primero a Felix y luego a su director Germán Campos, por hacer que me sintiera en casa y solicitar mis escritos con impaciencia y respeto. Quiero dar las gracias a todos los lectores de esta sesión de A Pleno Pulmón. Sueño con que algún día pueda ver recogido todos los artículos en una publicación que ayude a reflexionar y a orar, como he pretendido con cada escrito realizado.
Muchos me han parado en la calle y me han dicho: ¡Oye, yo leo tu columna de A Pleno Pulmón, aunque no vaya a la Iglesia, sigue así!, y esos comentarios me han ayudado a reafirmar que para algo valían estos artículos. Yo los he disfrutado escribiéndolos, a veces en mi casa en Vélez-Málaga, otras en la oficina de la Parroquia, muchos han nacido en días de retiro y de recogimiento como en la Casa Diocesana de Trayamar (Algarrobo Costa) o en el Monasterio de Sta. María de las Escalonias en Hornachuelo (Córdoba) o en el Monasterio de San Diego en Alhama de Granada o en casa de mis padres en Ronda (Málaga)… A veces rodeado de la naturaleza en algún parque en Málaga o en alguna cafetería o en el autobús con trayecto a Málaga, siempre con mi libreta en mano o con unos folios sueltos o con mi portátil. He plasmado vivencias, acontecimientos y el día a día de un párroco de pueblo, sacerdote de Cristo que vive con su gente.
También quisiera disculparme, aunque ya lo he hecho en otros escritos, pues muchas veces, algunas de mis ideas o reflexiones han sido más una declaración de intenciones que una vida real y concreta, pero así es la vida de los seres humanos, como decía San Pablo: hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que quiero hacer…
Para mi esta sección que he escrito, titulada A Pleno Pulmón, siempre la recordaré, pues me ha ayudado a rezar y a entrar en contacto con Dios, conmigo mismo, con los hermanos, con las personas necesitadas y con todos vosotros, mis lectores, a los que agradezco vuestra lectura y vuestras oraciones.
Seguid pidiendo a Dios por mí para que pueda seguir respondiendo a mi ministerio como sacerdote; pues como todos bien sabéis, el carisma de la palabra es una gran responsabilidad, pues los sacerdotes debemos de enseñar, de predicar, de meditar y de saborear los misterios de Dios que luego exhortamos a nuestra feligresía y a todos los foros a los que divulgamos la fe.
Adiós, os dejo unos escritos en forma de historias y de oración. Seréis mis hermanos para siempre, hermanos de corazón y de A Pleno Pulmón.
¡Qué esta revista TODO siga siendo instrumento de trabajo, de crecimiento humano, social y espiritual!
Abrazos y bendiciones.
Se le va a echar muchísimo de menos.
Sobre todo los que vivimos momentos tan especiales como el bautizo de un hijo.
Espero que nunca se olvide de esta ciudad, pequeño pueblo que lo acogió con cariño.
Deseo que en su nuevo destino ,como mínimo le traten con el mismo que intentamos tratarle en este.
Un saludo de todo corazón.